Levántate, toma tu camilla y anda
Itinerario Espiritual. Fraternidad Intercontinental
Estas palabras de Jesús son para la Fraternidad
eje y fundamento de nuestra espiritualidad.
Son palabras simbólicas, de referencia permanente.
Estas palabras nos sirven para desarrollar un
Itinerario Espiritual en la Fraternidad Intercontinental.
Palabras que acogemos desde la experiencia existencial
de fragilidad corporal (enfermedad/discapacidad),
en la diversidad de situaciones personales, sociales
y culturales de cada Continente.
PRESENTACIÓN
Contactar, animar, facilitar el encuentro, apoyar, capacitar, compartir, participar… son expresiones que nos identifican a los fraternos de cualquier rincón de esta hermosa casa común, que nos acoge a todos y en la que habitamos convencidos de que la Fraternidad Universal no solo es posible, sino el más esperanzador camino para la humanidad entera.
Somos conscientes de que vivimos “tiempos” de incertidumbre. La vida hoy parece moverse envuelta en amenazas permanentes.
Además de las amenazas propias de cada continente y país dependiendo de la situación económica y política, en el último año, estamos viviendo en una crisis sanitaria universal. Las informaciones que recibimos están centradas en los riesgos y dirigen nuestra mirada hacia el mal que nos acecha: nuevas cepas del virus; falta de recursos sanitarios, abandono y muerte. Crisis económica y social. Cada día estamos más cansados, menos seguros de tener la información adecuada, más desconfiados frente a los gestores y gobiernos… (con desigualdades que golpean más fuerte a los más pobres). Esta situación generalizada de vulnerabilidad y riesgo acentúa más la concepción sobre la enfermedad y/o discapacidad que ya veníamos soportando como situación que amenaza el desarrollo personal y la integración social de las personas.
Pero, quienes nos hemos dejado seducir por el espíritu fraterno y su universalidad, hacemos frente a todas estas manifestaciones de la fragilidad humana, convencidos de que nuestras capacidades son, siempre, más fuertes que las limitaciones (sufrimiento, tristeza, vacío interior, aislamiento…).
A la luz de las palabras de Jesús presentamos esta PROPUESTA DE TRABAJO dirigida a los Equipos de Responsables de nuestro Movimiento, en los Continentes y países donde vive la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (Frater). Queremos invitaros a poner en marcha una nueva etapa evangelizadora en nuestro Movimiento, marcada por la alegría, la fortaleza y la esperanza.
Estamos convencidos de que juntos, encontraremos caminos para la vivir la Fraternidad en los próximos años, comprometidos profundamente, desde la realidad de cada pueblo y de su cultura, con los más vulnerables de la Tierra y con las personas con discapacidad en particular. Os invitamos pues a reflexionar con nosotros, con los fraternos de los pueblos donde vive la Fraternidad.
Os animamos a caminar juntos en la búsqueda de respuestas que nos lleven a servir a las personas con discapacidad, fieles a la identidad y la misión de nuestro Movimiento.
Una parábola para la Fraternidad (Marcos 2,1-12)
[1] Al cabo de unos días volvió a Cafarnaún y se corrió la voz de que estaba en casa. [2] Se reunieron tantos, que no quedaba sitio ni siquiera junto a la puerta. Y él les anunciaba la Palabra.
[3] Entonces, llegaron unos trayendo a un paralítico entre cuatro; [4] y, como no lograban acercárselo por el gentío, levantaron el techo encima de donde estaba Jesús, y por el boquete que hicieron descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. [5] Viendo Jesús la fe que tenían, dijo al paralítico: —Hijo, se te perdonan los pecados. [6] Unos letrados que estaban allí sentados discurrían para sus adentros: [7] ¿Cómo puede éste hablar así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? [8] Pero, de inmediato, Jesús supo en su espíritu lo que pensaban, y les dijo: —¿Por qué pensáis así en vuestro interior? [9] ¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico se te perdonan los pecados, o decir levántate, toma tu camilla y anda? [10] Pero para que sepáis que este Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados –dijo al paralítico–: [11] Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y ve a tu casa. [12] Se levantó de inmediato, tomó su camilla y salió delante de todos. De modo que todos se asombraron y glorificaban a Dios diciendo: —Nunca vimos cosa semejante.
Contextualización del texto, claves para su interpretación
Tomaremos el relato de Marcos, aunque encontramos esta misma narración en el evangelio de Mateo (9, 1-8) y en Lucas (5,17-27); hay también un relato similar en el evangelio de Juan (5, 1-16). Esto indica la importancia de su significado y cómo caló en las primeras comunidades la manera de actuar de Jesús con los que sufren por cualquier causa en general, y con las personas con enfermedad y/o discapacidad en particular.
El relato de Marcos es el más antiguo de los cuatro. Es breve y presenta una metodología que nos ayudará a situar a las personas más vulnerables en el centro de nuestras relaciones y proyectos. Vamos, a releerlo no solo para alentar nuestra fe, sino también para recuperar su fuerza liberadora.
Jesús se toma muy en serio el sufrimiento humano, sus causas y las respuestas que hemos de encontrar para evitarlo (cuando es posible) o para asumirlo cuando nos afecta a nosotros, o para acompañar a otros que lo sufren en su cuerpo y en su alma.
Proponemos una lectura simbólica de estos relatos. Leerlos como parábola nos ayudará a recuperar la Sagrada Escritura, (especialmente el Nuevo Testamento) como “palabra viva”, capacitada para iluminar nuestra realidad, en su diversidad, más de veinte siglos después. En los evangelios, las curaciones, incluidas las “resurrecciones” son relatadas no tanto como “milagros” sino como parábolas portadoras de un significado (semeia). Son metáforas de realidades profundas a las que cada evangelista da un sentido propio.
Hagamos de ellos una meditación profunda para descubrir y sintonizar con la fe de aquellos que convivieron con Jesús, le vieron morir y resucitar y, finalmente, se convirtieron en sus primeros testigos. Dejaremos de lado la verdad o la historicidad de los hechos que narran. No para negarlos sino para centrarnos en el significado de su lenguaje simbólico: Jesús nos enseña cómo es Dios (amante y protector de la vida) y como actúa en las personas con enfermedad y/o con discapacidad.
En el texto de Marcos no aparecen las palabras enfermedad o curar, sin embargo, aparece cinco veces la palabra “paralítico” (persona incapacitada para hacer frente a su propia vida). Esto indica que no se trata de la narración de una simple curación, sino de un relato importante por su significado y por la relación que se establece entre la persona paralizada en su proceso vital y Jesús, el Señor de la vida. El encuentro con Jesucristo será fundamental: la persona se pondrá en pie y retomará el protagonismo de su propia historia. Jesús le vuelve a colocar en el camino de la vida.
El texto utiliza el género literario de curación, según el modelo de una narración clásica en los Evangelios para presentar la actuación de Jesús con los necesitados:
- Descripción de la situación de necesidad: (“…trayendo a un paralítico”)
- Petición de sanación (“levantaron el techo encima de donde estaba Jesús”)
- Contacto personal con Jesús (“Jesús dijo al paralítico… ¡Levántate!”)
- Eficacia del encuentro (“Se levantó de inmediato, tomó su camilla”)
- Demostración de la curación: (“Y salió delante de todos”).
Jesús no es un curandero, ni un mago, ni exorcista… es el Señor de la Vida, y más cuando ésta transita entre la enfermedad y la misma muerte. Acoge la fragilidad y, con su actuación, la transforma, la ilumina… y capacita a las personas (con palabras y gestos profundamente humanos) para hacer frente a las limitaciones y a todos males que nos hieren y “paralizan”, con dignidad y fortaleza.
Interpretar estas narraciones, como si de relatos de acontecimientos históricos se tratasen no es ni bíblico, ni cristiano ni humano:
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No es bíblico porque la Bíblia en su conjunto no es un libro de historia, aunque hable de la historia. Es un libro de experiencia espiritual y de fe. Ya el Concilio Vaticano II apuntaba que su correcta interpretación vendrá, entre otras cosas, de la atención a «los géneros literarios. Puesto que la verdad se propone y se expresa de maneras diversas en los textos de diverso género: histórico, profético, poético o en otros géneros literarios”. (CV II, Dei Verbum 12).
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No es cristiano porque lo cristiano es la “encarnación”, el abajamiento, el servicio… toda verdadera oración culmina en el seguimiento de Jesús que, siendo Dios renunció a su categoría de Dios (poderes sobrenaturales) y pasó por este mundo como “hombre para los demás”, haciendo el bien, acompañando y curando a los oprimidos por el mal.
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
(Filipenses 2, 6-11)
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No es humano porque los hombres y las mujeres en esta tierra, no tenemos los poderes divinos de las mitologías de todos los tiempos, ni somos super-hombres ni super-mujeres como los personajes de ficción y los videojuegos. Las personas tenemos únicamente la sabiduría y el amor, con fuerza sin límites (inimaginable) para gestionar, transformar y dirigir el mundo hacia la plenitud. ¡Que no es poco!
Por la extensión del texto os invito a que podáis descargarlo íntegramente a través de este enlace: Levántate, toma tu camilla y anda
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