No solo la luz es vida
también las sombras lo son.
Y, en ambas, está Dios.
Ponencia de Apertura Semana de Fraternidad, Frater España
Preámbulo
“Nuestras capacidades superan nuestras limitaciones”
Partiremos de algunas, entre las muchas, preguntas que pueden surgir frente a la aparente contradicción que encierra el título de esta ponencia:
- ¿Es posible la esperanza envueltos en la oscuridad del sufrimiento
propio y ajeno?” - ¿Merece la pena “nacer” para vivir sufriendo?
- ¿Se puede encontrar la felicidad en el jardín de la muerte?
- ¿Es posible vivir en plenitud, muriendo cada día?
Otras más directas:
- ¿Hasta qué punto es posible la esperanza
– en este planeta que hiere y mata,
– habitando un cuerpo frágil,
– con el alma herida
– sometidos a la tiranía y el castigo de los dioses
– en una sociedad que descarta y mata por dinero?
- ¿Es la esperanza un desafío personal o colectivo?
- ¿Puede alguien, por sí solo, conseguir ser feliz y vivir esperanzado en el futuro?
- Si hay espacio para la esperanza ¿Dónde se encuentra en mí/nosotros o vendrá de fuera?
Esa es nuestra realidad más evidente y universal: Caemos y nos rompemos en mil pedazos, somos frágiles (por fuera) y débiles (por dentro). Pero, al mismo tiempo, no es menos evidente que, también, todos estamos capacitados para levantarnos y, una y mil veces nos reconstruimos.
En Frater así lo hemos visto en centenares de amigos y compañeros. Son innumerables los testimonios que, en todos los continentes, de manera similar, desigual y plural, se han puesto en pie y caminan día a día con la enfermedad y la discapacidad a cuestas. Y son felices. Y transmiten vida, alegría y esperanza en su ambiente familiar, y social.
Una significativa muestra de estos testimonios, algunos de ellos realmente admirables y enriquecedores, son los destinatarios de la colección de Cartas personales que acabamos de editar en el libro “Cartas del Padre François” (Ediciones PPC).
Fragilidad existencial
La Fragilidad de la creación entera, acompaña la existencia de todos los seres vivos, en este Planeta y el cosmos en el que se mueve. Fragilidad que se mantendrá siempre.
Esta condición existencial es, para el ser humano fuente de dolor y sufrimiento.
Y es, al mismo tiempo, uno de los desafíos más importantes en su búsqueda de sentido y de felicidad.
Las experiencias más frágiles,
los momentos que nos hacen sentir pequeños y vulnerables,
esconden en su interior el atractivo poder
de llevarnos a descubrir quiénes somos realmente:
fuertes, muy fuertes en ocasiones y
frágiles, muy frágiles en otras.
Por otra parte, la obsesión de las sociedades avanzadas por “el perfecto bienestar” no deja de ser una falacia o una ingenua utopía: poder existir, como seres humanos sin sufrimiento, en un planeta sin catástrofes naturales, en estado de salud completa y permanente, con relaciones estupendas, fraternas, justas y universales…
El desarrollo y el bienestar, convertidos en obsesión, es una de las causas de mayor sufrimiento para millones de seres humanos. Desigualdades y conflictos son el caldo de cultivo de esta pretensión, interiorizada, consciente o inconscientemente. La conocida expresión de sálvese el que pueda, bien podría convertirse en aquí no se salva nadie, mientras no tomemos conciencia de que estamos todos en la misma barca.
La situación de pandemia planetaria en la que llevamos varios años inmersos lo pone de manifiesto cada día. “Se vacuna a los ricos”, los países con recursos económicos están alcanzando el 70%, al tiempo que continentes enteros están por debajo del 2% de la población inmunizada. Lo mismo ocurre con las mascarillas y los servicios sanitarios. Una respuesta al virus que pone de manifiesto las desigualdades profundas, la indiferencia al sufrimiento de los demás y la irracionalidad de una pretendida protección: o lo superamos juntos o el covid-19, 20 y 21… seguirá en el planeta indefinidamente, amenazando a todos.
A esto hay que añadir que “la salud perfecta” (por mucho que avancen los estudios y planes de prevención, los cuidados y los recursos sanitarios) estará, siempre, por alcanzar.
Y lo mismo ocurre con cualquiera de las dimensiones del ideal supremo de la existencia humana, “…donde no hay luto, ni llanto, ni dolor… sino alegría y felicidad eterna” (Ritual de exequias católicas), todas ellas están en el horizonte hacia el que dirigimos nuestras aspiraciones y nuestras capacidades. Todas están por conquistar, y lo estarán siempre.
Existencia en Esperanza
La Esperanza es una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y de los condicionamientos históricos en que vive cada persona. Todos los seres humanos poseen, en lo más profundo de su ser, un anhelo de plenitud (de vida lograda, de un querer alcanzar lo mejor y más grande…)
La Esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades… sabe abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y más digna: la verdad, la bondad, la belleza, la justicia, el perdón y el amor… (Cf. Fratelli Tutti, 55).
Por la extensión del texto os invito a que podáis leerlo/descargarlo íntegramente a través de este enlace: Entre el sufrimiento y la esperanza
También podéis ver el vídeo que lo acompaña en la propia página web siguiendo este enlace
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